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EL MUSEO DEL CUENTO Y DE LA CIENCIA
ASÍ COMENZÓ TODO
A instancia de la hoy senadora Cármen Fernández Caballero, que ya conocía la obra de Rosana de su época de diputada de cultura de Palencia, nuestra autora tuvo la oportunidad de conversar con el alcalde y vicepresidente de la diputación Luis Calderón. Hablaron de un magno proyecto: ubicar el grueso de las estructuras volumétricas y algunos lienzos en la iglesia desacralizada de estilo gótico, del XV, de San Martín. Solo el montaje, adecuación de las obras, así como la creación de obra nueva para enaltecer la ya incorporada, debido a las grandes dimensiones de la iglesia, llevó más de un año de trabajo. Es más, al día de hoy se siguen incorporando obras, especialmente vestidos de época diseñados y pintados por Rosana.
Tiene este museo una peculiaridad: su adaptabilidad a niños y mayores, pudiendo profundizar en las descripciones insertadas en la cartelería.
Morfológicamente el museo consta de varios apartados si bien hay una característica común a todas las obras: su doble acepción cuentos y ciencia. De cada obra succionamos la parte literaria y al mismo tiempo lo damos una interpretación científica.
A la entrada un bocallave gigante nos recibe escoltado por unos módulos de ensueño en los que las hadas tienen el papel de introductoras. Un tríptico de cromatismo impactante, así como la figura de un unicornio historiado jalonan la estancia por su parte superior.
Superado el acceso unos marcapáginas gigantes con figuras femeninas pintadas sobre lienzo representan alegóricamente a distintas narraciones.
Antes de seguir con las diferentes descripciones creemos obligado señalar las características comunes que subyacen en todas las obras. En primer lugar la transmisión de valores; así mismo, la aplicación ejemplarizada de la ciencia, que impregna a todas las obras, constituyéndose lo artístico en vehículo atractivo para su comprensión. Por último, la estética como algo intrínseco a la propia obra.
Retomando lo relativo a los marcapáginas, cabría señalar especialmente aquellos denominados como marcafábulas. Por ejemplo, al mostrar el de “la liebre y la tortuga”, se puede relacionar con el ritmo circadiano y los patrones de actividad y descanso que tienen los seres vivos.